lunes, 8 de abril de 2013

A LA MARY, QUE ESTARÁ EN SU CIELO

      Como bien saben las personas que me conocen, escribir es lo que más me gusta.
      Sin embargo, éste artículo, hubiera preferido no escribirlo, porque es un homenaje a una gran AMIGA, que ya no está entre nosotros, y a la que hecho muchísimo de menos.
      Voy ha hablar de ELLA, como si aún la tuviera delante, y con toda la sinceridad, con la que las dos nos comunicábamos siempre.
       En un gran tramo de tu vida, MARY, te han acompañado un cariñoso y atento MARIDO, y unas hijas preciosas. La MAYOR, con cuerpo de modelo. La PEQUEÑA, con unos ojos azules de cielo.
       MARY, aún no creo que no pueda verte, ni oírte, esa sonrisa tan cantarina, que tenías siempre en la garganta.
       Y tu mirada tan sincera y cariñosa, con esos enormes ojazos, que me hacían sentir arropada y segura.
        Y ese carácter tuyo, siempre pendiente de lo que los demás necesitaran, con amabilidad y ganas de agradar.
        Te contaba, mis dudas y temores, porque siempre confiaba en esa cualidad tuya de ver las cosas con otra perspectiva.
        Y una vez que me lo dabas, tranquilizabas mi espíritu nervioso.
         Y esa cualidad de ver siempre el lado bueno de todo el mundo.
         Y tu saber estar, tu dignidad y valentía frente a ese caballo de batalla de nuestros días, que es la temida enfermedad.
        Se estaba tan bien en tu compañía, que cuando me despedía de ti, ya estaba deseando volver a verte.
        Sabes que cuando pasaba un tiempo, no podía resistir, sin telefonearte y saber de ti y tu maravillosa familia.
        Siempre serás un ejemplo para mí y SIEMPRE, SIEMPRE, te tendré en mi corazón.