Esta mañana, me ha vuelto a pasar... He vuelto a ir al banco.
Suelo ir o a cobrar, o a pagar alguna factura, (Casi siempre), o a reclamar algunas comisiones que considero del todo injustas, aunque esto último no suele servir de nada
Yo como la gran mayoría de gente, cuando llego y veo mucho alboroto de personas, SIEMPRE, pregunto, ¿Quien es el último?... Y cuando contestan me fijo, puede ser la señora del abrigo negro, el anciano de la gorra, o la joven con carpeta de Universidad.
Y tengo la paciencia necesaria para esperar mi turno. Es lo justo. Y sí tengo prisa vuelvo más tarde o al día siguiente..Bien, hasta aquí todo normal.
El problema es, cuando vas a reclamar algo, que te tienes que esperar, para entrar en esos cubiculos que últimamente han habilitado, generalmente rodeados de cristales, y en los que esperas hasta que el anterior cliente acaba....
Pues bien... Siempre que me toca a mi, el empleado o empleada en cuestión, coge el teléfono justo un momento antes de sentarme en la silla habilitada enfrente. Y como si le fuera la vida en ello, comienza a hablar, no se si con un compañero de trabajo, un amigo de juerga, un ligue, el caso es que se está al teléfono casi un cuarto de hora, como si estuviera solo....
Yo empiezo a revolverme en el asiento, a carraspear, me quito el abrigo, pues suele hacer demasiada calor, le mir.ñ como diciendo...
---¿Soy invisible?...
Y como sí nada, sigue y sigue con su charla, me parece de una mala educación y de una falta de respeto a los clientes, yo creo que tendría que primar, atender primero y si no tienes a nadie esperando hablar, con quién quiera que sea, así las cosas esta mañana, me he atrevido a decirle...
---¿Tienes para mucho?... Porque como diría mi marido, estaba ya hasta los h... De esperar. Esta claro se ríen de nosotros, y esta visto que en estos casos la buena educación no sirve, QUE PAÍS....
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